Vergüenza Mundial: y veras como quieren en Chile al amigo cuando es forastero…
Como una “Inadmisible humillación” calificaría Felipe González, relator especial sobre derechos humanos de los migrantes de la ONU. La prensa internacional titularía “Estalla la intolerancia hacia los migrantes en Chile” y “Xenófobos queman pertenencias de migrantes”. Así nadie ha quedado indiferente ante los hechos ocurridos en Iquique donde una turba de chilenos adherente a posiciones fascistas, xenófobas y racistas agredieron a familias migrantes quemándoles todas sus pertenecías, con niñas y niños presenciando dantesco espectáculo.
Las imágenes son comparables con lo ocurrido en el gueto de Varsovia cuando los nazis quemaban las pocas pertenencias que le quedaban a los judíos perseguidos, obligados a esconderse y humillarse por un régimen que instalaba la supremacía de unos sobre otros a través del odio y el miedo.
Lo cierto es que los discursos de odio, la xenofobia, el racismo, el clasismo han estado presente desde siempre en Chile, pero se expresa con mayor fuerza de vez en cuando, sobre todo si la agenda política lo permite y es caldo de cultivo para hacerlo de manera impune, y siempre atacando a los más vulnerables, enfrentando pobres contra pobres.
La nula política migratoria del gobierno chileno, que invita extranjeros un día y al otro les cierra las fronteras, el excesivo esfuerzo por vincular a los migrantes con la delincuencia, con la ilegalidad, con lo malo y con lo feo, nos ha llevado a que un grupo de chilenos se crea que es superior a otros porque simplemente nacieron en este territorio y los otros no. Es que se han creído el cuento que les vienen a quitar sus trabajos, sus casas, sus bonos de gobierno y el país completo. Nada más alejado de la realidad concreta, las oportunidades y riquezas que entrega vivir en un país plurinacional y multicultural.
Además, debemos ser claros, han sido otros los migrantes como los Luksic, Fontbona, Paulmann, Angelini y otros quienes vienen de hace más de un siglo saqueando los recursos naturales y explotando trabajadores chilenos en esta larga y angosta faja de tierra, bajo la complicidad absoluta de los gobiernos.
Dentro de las declaraciones vertidas la más sensata ha sido la del Gobernador de Tarapacá José Miguel Carvajal “el único desalojado de este país debe ser el presidente de la República, y desalojado porque no fue capaz de intervenir ante esta situación y hoy tiene confrontados a nuestros vecinos con la población migrante”.
EDSON CHÁVEZ SEVERINO